The Mars Volta: La experimentación de un sueño
- Lukas Cruzat V.
- 1 jun 2023
- 2 Min. de lectura

Por Homero Ramírez L. | Jueves 1 de Junio 2023
Fotografía: DG Medios y Jaime Valenzuela.
Para asumir lo sucedido en el Movistar Arena la noche del miércoles 31 de mayo hay que tomar un respiro, recalibrar los sentidos y bajar un cambio, porque la exposición a una intensa vorágine ha sido total: The Mars Volta se encargó de cerrar el quinto mes del año con un espectáculo de impacto, batalla, rock por dos horas a reloj.

Con Cedric Bixler-Zavala como aval desde una voz aguerrida, técnica y atronadora, y Omar Rodríguez-López en la guitarra líder del sonido de la banda, los progresivos de El Paso, Texas funcionan desde la hermandad del dúo fundador, la fuerza de Marcel Rodriguez-Lopez dirigiendo desde el teclado y un bajo de Josh Moreau que por momentos es contrabajo y se apodera de toda la atmósfera de ensoñación que es pretendida. Leo Genovese y Linda-Philomène Tsoungui cerraron el círculo desde los keys y la batería con ADN de quinteto.

En el recinto del Parque O'Higgins, las cerca de 7.000 almas fueron testigos presenciales de un número inconfundible, de sello multicultural por los orígenes mexicanos y puertorriqueños de los animadores de la jornada, spanglish, y un nivel de lo más destacado de una temporada de grandes nombres en la que deslumbrar se reserva para los mejores.
"Vicarious Atonement" abrió la travesía, cual pieza espacial se encargó de tocar las sensibilidades de los fans y sacarlos de su zona de confort. Y así como la gente fue a cantar hasta rabiar, un par de procesiones como "Roulette Dares (The Haunt Of)" y "L'Via L'Viaquez" sirvieron para permitirle cumplir aquel objetivo.

Con "Graveyard Love" y "Short Story", los Mars Volta no dejaron en el olvido su muy reciente álbum homónimo, pero el general de la jornada fue un gesto nunca antes visto: el repaso de una discografía brillante que da saltos entre el under y el mainstream con énfasis en ejecutar lejos de sobresaltos un show sublime e inmersivo, en la senda de un mayo de esa lógica, con Dry Cleaning y BADBADNOTGOOD como justos predecesores.

De regreso al "De‐Loused in the Comatorium", la joya con mayores cartas dispuestas para la acción, llovió hipnosis sonora e instrumental en "Cicatriz ESP", reencuentro en la atrapante "Televators" y más reglas quebradas en los acordes distorsionados de "Drunkship of Lanterns", una ráfaga profunda en la que el muy bien colindado dúo terminó por convencer hasta a los más perdidos de que había que saltar, maravillarse y agitar la cabeza.

Con un viaje sin escalas a la intimidad en "The Widow", un desgarrador grito, el final de la épica volvió a sustentarse en la ópera prima y tanto "Son et lumiere" como "Inertiatic ESP" cerraron un capítulo que sacudió los sentidos en la verdadera experimentación de un sueño, ese de relato descarrilado, vibraciones altas y aspiraciones todavía mayores. Estrictos, desde el ángulo que se les mire.
















