Supergrass en Chile: Otro imposible que se hace realidad

Homero Ramirez | viernes 29 de agosto de 2025

Fotografía: Gary Go para Fauna Prod.

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Con un lleno prácticamente total, Supergrass debutó frente a su público de Chile con un show energético de una hora y cuarenta minutos en la Blondie, escenario perfecto para una fiesta de rock alternativo con 800 fans en cancha.

El cuarteto de Oxford llegó a Santiago en medio del trigésimo aniversario de “I Should Coco”, el aclamado primer álbum que fue interpretado en su totalidad, un regalo esperado durante tres décadas por fieles que se deleitaron con un cambiante ambiente fiestero que se manifestó cual montaña rusa, con el desenfreno presente en “Lose It”, o la caricia al alma que supone “Sofa (of My Lethargy)”.

En todo caso, no solo del icónico brit-pop de 1995 se edificó la jornada, porque obras cumbres de su discografía, como “Late in the Day” y “Mary”, sirvieron de cables para conectar el relato completo del disco debut, que hizo posible una convocatoria dispuesta a celebrar en todo momento la presencia de sus ídolos, aunque estos de momento no entendiesen esa expresión energética por completo… aunque por el gusto de tocar sin espacio a error ni desconcentraciones.

El teclado de Rob Coombes se distorsionó, Danny Goffey mantuvo el ritmo en la batería y aportó con pasadas a la guitarra, mientras Gaz Coombes se entregaba por entero con pausas de cigarro, y Mick Quinn redondeaba un colectivo de impecable ejecución.

“Alright” acabó por rendir hasta al último de los interesados con su evidente categoría de hit mundial, y pegadas “Moving” y “Grace” cerraron una cortina de mucho rock, saltos en secuencias de parte del público, y algunas reacciones espontáneas del mismo, con cariño y dedicación: es que muchos no podían creer que tenían en frente a los autores de “Mansize Rooster”. Había que honrarlo.

Otras perlas de la velada fueron “St. Petersburg”, la canción más nueva del setlist (y eso que es de 2005), las texturas clásicas de “Time”, y un estado completo de disfrute, de principio a fin, y con una consigna clara: lo que sucedía en escena era tan inédito en el territorio que cada verso contaba, pues al fin y al cabo se trazaba el punto final de otro imposible.