Que Gorillaz dure por siempre

Salí del concierto creyendo que los sueños se pueden cumplir. Pensando en que Gorillaz me ha acompañado el 90% de mi vida. Creyendo que todo lo que podría esperar de un show en vivo lo acababa de ver. Entendiendo que locuras así aparecen solamente una vez pues citas de estas características rozan lo irrepetible. Petrificado. Lleno. Con los teclados aún retumbando en todas partes.

Fotografía: Lukas Cruzat / Gorillaz - Chile 2022

Damon Albarn y su equipo de músicos, coristas, raperos y sonidistas le ofrecieron a Santiago, por segunda vez, una inyección con los efectos secundarios más placenteros al tirar encima una discografía rica en idas y vueltas. Es el Mundial de la experimentación, la maratón de lo impensado, el beat que nos hace volver a la era de los cassettes, CDs y el álbum homónimo y aún insuperable, las ganas de saltar hasta rabiar, las gráficas de los personajes que aprendimos a amar, calidad en su expresión más pura y una tesis sobre cómo entregarse por completo arriba del escenario.

Fotografía: Lukas Cruzat / Gorillaz - Chile 2022

El público chileno conoce de sobra a la cara más visible de Blur, pero disfrutarlo con megáfono, corear Clint Eastwood o como director de la verdadera orquesta que lo acompaña es un deleite para el alma, un impulso para los más grandes anhelos, una invitación a contemplar con los ojos más dilatados que de costumbre, una sonrisa a lo Guasón trasladada a la realidad: la alegría como prosa.

Fotografía: Lukas Cruzat / Gorillaz - Chile 2022

Durante 2 horas, prácticamente 30 canciones, incontables hits, un setlist cuidadoso y mucho laburo, 2-D, Russel, Murdoc y Noodle encantaron a 15 mil multigeneracionales que repletaron el Movistar Arena y que no bajaron la guardia ni se animaron a decaer ante ningún corto, independiente de su intensidad o exposición. Como nadamos en sus sonidos que llevamos más que internalizados y porque no nos imaginamos otra ola de vanguardia con tal alcance, rogamos que Gorillaz dure por siempre.