Hozier en Chile: Para fluir hay que entregar el alma
- Lukas Cruzat V.
- hace 6 horas
- 2 Min. de lectura

Homero Ramirez L. | Domingo 25 de mayo de 2025
Fotografías: @lukascruzat
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No se cansó de dar las gracias. A cada uno de sus músicos. Al respetable. A los coristas y a todo el equipo de ingenieros y apoyo técnico para sacar adelante un show de categoría mundial. Presentó a su cast dos veces. Buscaba el reconocimiento para un equipo premium. Clase A. En 120 minutos Hozier se tragó el Movistar Arena de un bocado con un concierto de peso que fue el segundo del cantautor irlandés en Chile pero el primero con el potencial esperado más que alcanzado. Estremecedor. Escalofriante.

Es que el debut en Lollapalooza 2024 fue a pleno sol y no logró la envolvente atmósfera del arena… la oscuridad y sus vicisitudes. El romanticismo de las luces apagadas y el discurso inagotable de un lord de la justicia social y los derechos de las disidencias sexuales se adornaron con feroz rutina de folk y blues en una noche enfocada principalmente en el disco homónimo (2014) y su regreso al tope de las listas con “Unreal Unearth” (2023), la excusa de una gira que atrajó a una cifra de cinco dígitos que se fueron con el corazón en la mano post derroche de cánticos representativos del amor y esas hierbas.


Las dos “De Selby” y “Jackie And Wilson” advirtieron que sería una velada de tintes icónicos. Hozier y elenco sorprendieron con “Angel of the Small Death and the Codeine Scene” pero descartaron “To Be Alone”, en una muestra de su flexibilidad a la hora de escarbar los clásicos que lo hicieron mainstream y exitoso en el sur del mundo. “Francesca” se ganó los coros y “I, Carrion (Icarian)” el entusiasmo. “Like Real People Do” y “From Eden” hilaron un mundial de luces a lo largo y ancho de las plateas y entre “Too Sweet”, “Someone New” y “Take Me to Church” triunfaron los himnos.

Andrew se robó el espectáculo, le llovió el griterío del “mijito rico” de parte de los mismos que lograron que se soltara el pelo y se distendiera más, y tanto “Cherry Wine” como “Unknown/Nth” las fue a cantar a una tarima instalada en plena Cancha General, y tras pedir que se le dé la espalda al “imperialismo que provoca violencia”, más paz para la devastada Palestina, dio cátedra con su voz y en las profundidades de “Nina Cried Power” descatadísima de “Wasteland, Baby!” (2019) y la fuerza de “Work Song” se apagó un reencuentro en el que Hozier evidenció que para fluir hay que entregar el alma.
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